Rafael Barrett

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    Información biográfica

  1. Decadente
  2. Mi hijo


Información biográfica
    Nombre: Rafael Barrett
    Lugar y fecha nacimiento: Torrelavega, Cantabria, España, 7 de enero de 1876
    Lugar y fecha defunción: Arcachón, Francia, 17 de diciembre de 1910 (34 años)
    Nacionalidad: Inglesa y española
    Ocupación: Escritor, periodista, narrador, poeta
Rafael Barrett fue un ciudadano inglés nacido en España; aún siendo escritor español -narrador, ensayista y periodista-, desarrolló la mayor parte de su producción literaria en Paraguay, por lo que es considerado una figura destacada de la literatura paraguaya a principios del siglo XX.

Fuente: [Rafael Barrett] en Wikipedia.org

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    Decadente
      ¡Oh vírgenes desnudas!
      ¡Oh cabelleras de color de otoño!
      ¡Oh rocío inocente
      Que luce en la sonrisa de los ojos,
      Ojos silvestres, ágiles y nuevos,
      Los más dulces de todos!
      ¡Oh pies desnudos, caricia de la tierra,
      Pies que besa el arroyo
      Temblando! ¡Oh senos en capullo, donde
      El sol hace bailar sus manchas de oro
      Debajo de las hojas! ¡Oh muchachas!
      Jugad. Os reconozco,
      Tropel de mis lejanas primaveras...
      Dejadme contemplaros. Ya no corro
      Con mi pasado a cuestas tras vosotras,
      Y a la sombra que baja me abandono.
      Huisteis, maliciosas, con las alas
      De mi propia ilusión, dejando plomo
      En mis plantas cansadas, y en mi vida
      Amargura sin fondo...
      ¡Oh vírgenes desnudas!
      ¡Oh cabelleras de color de otoño!
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    Mi hijo
      Hace algunas horas que ha nacido; es uno de los seres más jóvenes del universo.
      Es el más hermoso: su naricilla apenas se ve.
      Es el más fuerte; temblamos en su presencia, y apenas nos atrevemos a tocarle.
      Ha nacido y ha llorado; ¡admirable lección, fenómeno extraordinario!
      Ha bostezado después: ¡inteligencia profunda!
      Mamá, reuniendo todas sus energías, ha sabido expresar en un solo gesto los gestos dispersos de la humanidad.
      Desde que él vino al mundo, el mundo es otro.
      Un soplo de primavera refresca las cosas, reanima las marchitas flores y renueva el cielo.
      Él ha salido a la vida, y ha explicado la vida.
      Ha abierto los ojos, y ha creado la luz.
      Ahora comprendo lo que ha resistido a los esfuerzos de los filósofos.
      He descubierto que los hombres son buenos, que los crímenes más infames no lo son sino en apariencia.
      Sólo el bien existe.
      La realidad es buena; la realidad es feliz.
      El mal y la desesperación no son más que impaciencia.
      Todo marcha; todo se arreglará.
      Mi hijo, promesa infinita, duerme; él salvará a los desgraciados.
      El es el niño-Dios; los Reyes Magos contemplan su sagrado sueño.
      Una probabilidad virgen ha entrado en la tierra.
      Yo no soy quien la ha traído, no somos quienes la hemos traído.
      No existo, no existimos desde que él nació.
      Nació y ya no es nuestro hijo, sino hijos suyos nosotros; discípulos y servidores suyos.
      Nuestro padre, nuestro maestro.
      Bajó a decirnos lo que ignoramos, lo que escucharemos religiosamente.
      Tomo mi pluma para anunciaros la buena nueva, para hacer el elogio de mi hijo.
      Podéis reíros, no os oigo.
      Estoy deslumbrado por el Mesías, y no distingo vuestra indiferencia.
      ¿Indiferencia?, ¡oh, no!
      ¿Qué nos queda, qué queda al destino si no viven nuestros hijos, si no son dioses en nuestro corazón y en nuestra mente?
      Ellos lo son todo, toda la belleza, toda la verdad, toda la esperanza.
      Por eso estoy seguro de que festejáis conmigo el nacimiento de nuestro hijo, de nuestro querido hijo que duerme.
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