Nicasio Álvarez de Cienfuegos

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    Información biográfica

  1. A un montañés
  2. Haces grande merced en despreciarme
  3. Por su carrera el sol iba corriendo


Información biográfica
    Nombre: Nicasio Álvarez de Cienfuegos
    Lugar y fecha nacimiento: Madrid, 14 de diciembre de 1764
    Lugar y fecha defunción: Orthez, Francia, 30 de junio de 1809 (44 años)
    Ocupación: Escritor, periodista, poeta y dramaturgo

    Fuente: [Nicasio Álvarez de Cienfuegos] en Wikipedia.org
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    A un montañés
      No hay quien en la nobleza a mí me exceda
      Sobrepujo a los Cerdas y Quiñónez.
      Los Requesens, los Laras, y aún Borbones
      Y al fin contrarrestarme no hay quien pueda.

      Soy señor Montañés, con esto queda
      Dicho todo: resuenan mil blasones
      Por remotas y próximas regiones,
      Vuele mi fama y a ninguna ceda.

      Los laureles se quiten luego a Apolo
      Ya que es mi voluntad, puesto que quiero
      Que proclamen y ensalcen a mí solo.

      Pues repita la fama con esmero
      Desde el uno hasta el otro opuesto polo
      Que: Viva el Montañés aunque Alojero.
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    Haces grande merced en despreciarme
      Haces grande merced en despreciarme,
      En mostrárteme dura y desdeñosa
      Y en ser para conmigo escrupulosa
      Me haces merced pensando tú injuriarme.

      Te obligas más queriendo desdeñarme
      Y te das la sentencia rigurosa
      Queriendo presumida y cautelosa
      Según tu corto juicio condenarme.

      Porque en medio de todos tus rigores,
      De esas tus esquiveces y desdenes
      Permaneciendo yo siempre constante

      Sin que se disminuyan mis amores
      A acreditarte tú de ingrata vienes
      Y yo de firme y verdadero amante.
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    Por su carrera el sol iba corriendo
      Por su carrera el sol iba corriendo
      Cual acostumbra a hacer todos los días
      Y salido, mi Files, aún no habías
      Para irte con tus soles encubriendo.

      Yo me estaba allá adentro consumiendo
      Al ver que tú de casa no salías
      Y por lo mismo el sol no oscurecías
      Antes bien le dejabas ir luciendo.

      Mas al fin advertí ya venturoso
      Que ibas por la escalera ya bajando.
      Saliste pues al fin con traje airoso,

      Quedeme al sol atento yo mirando
      Y noto, ¡caso raro y prodigioso!
      Que como antes seguí iluminando.
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