Luis Gálvez de Montalvo

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    Información biográfica

  1. Ojos que cuesta el reposo
  2. Pastora, tus ojos bellos
  3. Si a tanto llega el dolor
  4. Si tanto gana, pastora


Información biográfica
    Nombre: Luis Gálvez de Montalvo
    Lugar y fecha nacimiento: Guadalajara, España, 1549
    Lugar y fecha defunción: Palermo, Italia, 1591 (42 años)
    Nacionalidad: Española
    Ocupación: Escritor, poeta

    Fuente: [Luis Gálvez de Montalvo] en Wikipedia.org
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    Ojos que cuesta el reposo
      Ojos que cuesta el reposo
      Volver a mirar con ellos,
      Más valiera no tenerlos.

      Ojos que saben prenderme,
      Pero nunca rescatarme,
      Osados a aventurarme,
      Cobardes a socorrerme;
      Pues no estiman el perderme,
      En el menor gusto de ellos,
      Más valiera no tenerlos.

      Ojos de tan malas mañas
      Que estando por veladores
      Dan paso como traidores
      A las banderas extrañas
      Hasta las mismas entrañas,
      Que en llanto salen por ellos,
      Más valiera no tenerlos.

      Ojos con quien miro y veo,
      Que aquí consiste mi daño,
      Y si dicen que me engaño,
      Muero y digo que lo creo,
      Pues llevan tras el deseo
      La razón por los cabellos,
      Más valiera no tenerlos.

      Ojos que cuanto se piensa,
      En los males que se ofrecen
      Por su deleite escarnecen
      Sin dar otra recompensa;
      Pues recibe el alma ofensa
      Si quiero vengarme de ellos,
      Más valiera no tenerlos.
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    Pastora, tus ojos bellos
      Pastora, tus ojos bellos
      Mi cielo puedo llamarlos,
      Pues en llegando a mirarlos,
      Se me pasa el alma a ellos.

      Ojos cuya perfección
      Desprecia humanos despojos,
      Los ojos los llaman ojos,
      Que el alma sabe quiénes son.
      Pastora, la fuerza de ellos
      Por espejo hace estimarlos,
      Pues viene junto el mirarlos
      Y el pasarse el alma a ellos.

      De esta verdad sin recelo,
      Que tus ojos son el cielo,
      Y su poder celestial,
      Pastora, pues sólo verlos
      Fuerza el corazón a amarlos,
      Y la gloria de mirarlos,
      A pasarse el alma a ellos.
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    Si a tanto llega el dolor
      Si a tanto llega el dolor
      De sospechas y recelos,
      No le llame nadie celos
      Sino rabia del amor.

      Dolor que siempre está verde,
      Aunque vos más no os sequéis,
      Y donde quiera que estéis,
      Veis presente a quien os muerte:
      Mal que para su rigor
      Se conjuran hoy los cielos,
      No le llame nadie celos
      Sino rabia del amor.

      Pues derriba una sospecha
      La vida más poderosa,
      Y una presunción celos
      Deja una gloria deshecha,
      Y a fuerza de su furor
      Se aborrecen los consuelos,
      No le llame nadie celos
      Sino rabia del amor.

      No valen fuerzas ni mañas
      Contra mal tan inhumano,
      Porque el hambriento gusano
      Que se ceba en las entrañas
      Allí vierte a su sabor
      Sus centellas y sus hielos,
      No le llame nadie celos
      Sino rabia del amor.

      Si de este diente tocado
      Debe un corazón rabiar,
      Nadie lo podrá juzgar
      Sino aquel que lo ha probado.
      Yo que en medio del favor
      Gusté tan enormes duelos,
      No le llame nadie celos
      Sino rabia del amor.
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    Si tanto gana, pastora
      Si tanto gana, pastora,
      Quien mira tus ojos bellos,
      ¿Qué hará el mirado de ellos?
      Entre mirarse y mirar
      La ventaja es conocida,
      Como de buscar la vida,
      A venir ella a buscar.
      No le queda qué hallar
      A aquel que merece verlos,
      Sino ser mirado de ellos.
      Aunque en su luz sin igual
      No puede haber competencia,
      Por oficio hay diferencia
      De más y menos caudal;
      Que si el medio principal
      Del deseo es conocerlos,
      El fin es ser mirado de ellos.
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