Carlos Augusto Salaverry

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    Información biográfica

  1. Acuérdate de mí
  2. Cartas a un ángel
  3. Diamantes y perlas


Información biográfica
    Nombre: Carlos Augusto Salaverry Ramírez
    Lugar y fecha nacimiento: Sullana, Perú, 4 de diciembre de 1830
    Lugar y fecha defunción: París, Francia, 9 de abril de 1891 (60 años)
    Nacionalidad: Peruana
    Ocupación: Político, diplomático, militar, escritor, dramaturgo, poeta
    Movimiento: Romanticismo
Es considerado, en el panorama de la literatura de su país, como el más destacado exponente del romanticismo, junto con Ricardo Palma. Es muy celebrado por sus composiciones de carácter íntimo y amatorio, entre las que resalta el poema titulado "Acuérdate de mí"

Fuente: [Carlos Augusto Salaverry] en Wikipedia.org

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    Acuérdate de mí
      ¡Oh cuánto tiempo silenciosa el alma
      Mira en redor su soledad que aumenta
      Como un péndulo inmovil: ya no cuenta
      Las horas que se van!
      No siente los minutos cadenciosos
      A golpe igual del corazón que adora
      Aspirando la magia embriagadora
      De tu amoroso afán.

      Ya no late, ni siente, ni aún respira
      Petrificada el alma allá en lo interno;
      Tu cifra en mármol con buril eterno
      Queda grabada en mí.
      Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto,
      Muerto para el amor y la ventura
      Esta en tu corazón mi sepultura
      Y el cadáver aquí,

      En este corazón ya enmudecido
      Cual la ruina de un templo silencioso,
      Vacío, abandonado, pavoroso
      Sin luz y sin rumor;
      Embalsamadas ondas de armonía
      Elevábanse a un tiempo en sus altares;
      Y vibraban melódicos cantares
      Los ecos de tu amor.

      Parece ayer... De nuestros labios mudos
      El suspiro del adiós volaba al cielo,
      Y escondías la faz en tu pañuelo
      Para mejor llorar.
      Hoy... nos apartan los profundos senos
      De dos inmensidades que has querido,
      Y es más triste y más hondo el de tu olvido
      Que el abismo del mar.

      Pero, ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio,
      Qué la distancia, ni los altos montes?
      Ni qué son esos turbios horizontes
      Que mira desde aquí;
      Si al través del espacio de las cumbres,
      De ese ancho mar y de ese firmamento,
      Vuela por el azul mi pensamiento
      Y vive junto a ti:

      Si yo tus alas invisibles veo,
      Te llevo dentro del alma, estás conmigo,
      Tu sombra soy y donde vas te sigo
      Por tus huellas en pos.
      Y en vano intentan que mi nombre olvides;
      Nacieron, nuestras almas enlazadas,
      Y en el mismo crisol purificadas
      Por la mano de Dios.

      Tú eres la misma aún;
      Cual otros días suspéndense tus brazos de mi cuello;
      Veo tu rostro apasionado y bello
      Mirarme y sonreír;
      Aspiro de tus labios el aliento
      Como el perfume de claveles rojos,
      Y brilla siempre en tus azules ojos
      Mi sol, ¡mi porvenir!

      Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
      Mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
      Y ocultas a través de tu sonrisa
      Lágrimas de dolor; pues mi recuerdo tu memoria asalta,
      Y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
      Y hasta el ambiente mismo que respiras
      Te repite mi amor.

      Oh, cuando vea en la desierta playa,
      Con mi tristeza y mi dolor a solas,
      El vaivén incesante de las olas,
      Me acordaré de ti;
      Cuando veas que una ave solitaria
      Cruza el espacio en moribundo vuelo,
      Buscando un nido entre el mar y el cielo,
      ¡Acuérdate de mí!
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    Cartas a un ángel
      I

      Tu alma virginal,
      Como a través de un tul,
      Sonríe en el cristal
      De tu pupila azul;
      Y robas la ilusión
      Si bañan su matiz
      Tus ojos con la luz del corazón.
      La nieve palpitante de ese pecho de marfil,
      Las rosas que tus labios le robaron al abril,
      En eco arrobador
      Responden a mi afán
      Que un cielo es la esperanza de un amor.

      II

      La vida es una flor
      Purísima al nacer...
      Su aroma es el amor,
      Su cáliz el placer.
      Es rosa que al tocar
      La mano juvenil,
      Enseñan sus espinas a llorar;
      Mas diera de ese cielo que matiza el arrebol
      El rayo de esperanza que alumbra como el sol
      Y el sueño del Edén
      Que el alma ve lucir
      Por una de tus lágrimas, mi bien.

      III

      Hermoso es contemplar
      El sol en el confín
      Vertiendo sobre el mar
      Sus olas de carmín;
      Y es bello al descender
      Bañado en tibia luz
      Un rayo del crepúsculo al nacer.
      Encanto de los ojos es del alba el tornasol
      Que esmalta de oro y grana los espacios como el sol...
      ¡Ah!, nunca al despertar
      La aurora tiene luz
      Más bella que el azul de tu mirar.

      IV

      La estrella que al lucir
      Fascina la ilusión,
      No vierte ese latir
      Que agita el corazón.
      Tú escuchas al posar
      Tu planta junto a mí
      La voz de mi esperanza suspirar.
      Las flores que semejan de los cielos el tapiz
      No tienen de tus labios el aroma ni el matiz...
      Si mi esperanza en flor
      Pudiera retratar
      Tendría de tus ojos el color.

      V

      Paloma del Edén
      Tus blancas alas son
      El suspirado bien
      Que sueña el corazón.
      Frescura y sombra aquí
      De flores te daré
      Y un mundo de ternura para ti.
      Las penas que suspira por la noche el ruiseñor
      Y el rayo de la luna sobre el aura temblador,
      No vierten un igual
      Encanto para mí
      Que el beso de tus labios de coral.

      VI

      Estrellas son tus ojos que iluminan
      Cuanto ven
      Y en ellos puso el cielo la sonrisa
      Del Edén.
      Si un ángel te hizo Dios,
      Busquemos sombra aquí
      Y el nido del amor para los dos.
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    Diamantes y perlas
      He aquí, lector, la diminuta llave
      Que guarda de mis joyas el tesoro;
      Privanme la modestia y el decoro
      De que yo te las muestre y las alabe.

      Quizás tu lente, escrutador, acabe
      Por no hallar en mi cofre perlas ni oro
      Si tal descubres, por tu honor imploro
      Que no lo digas a quien no lo sabe.

      Si no hallas en mis versos poesía,
      Ni estilo, ni metáforas brillantes,
      Mis páginas arroja sin leerlas.

      Que otro lector, acaso, encontraría
      En los tipos de imprenta - los diamantes,
      Y en mis vacías páginas - las perlas.
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